Los ataques rusos amenazan la seguridad de varias centrales nucleares en territorio ucraniano
La madrugada del jueves 24 de febrero, el ejército ruso inició la invasión de Ucrania a través de varios puntos del país. Desde el inicio del conflicto, la preocupación por la posibilidad de que estalle un conflicto nuclear ha estado presente.
El 27 de febrero, tres días después de iniciar el ataque, Rusia anunció que ponía en marcha a las fuerzas de disuasión estratégica. ¿Qué implica esta decisión y por qué ha encendido todas las alarmas?
Las fuerzas de disuasión estratégica son grupos militares especiales que controlan tanto misiles balísticos como armas nucleares, por eso el anuncio despertó la preocupación de la comunidad internacional: Rusia estaba dando a entender que sus tropas estarían preparadas para un posible enfrentamiento nuclear.
Putin: "Los países occidentales no solo están tomando medidas económicas hostiles, sino que los líderes de los principales países de la OTAN están haciendo declaraciones agresivas. Ordeno trasladar las fuerzas de disuasión (nucleares) de Rusia a un régimen de servicio especial". pic.twitter.com/RUAhdv4suZ
— 14Milimetros (@14Milimetros) February 27, 2022
Sin embargo, los expertos aseguran que es poco probable que las tropas rusas inicien un ataque nuclear contra Ucrania, ya que los efectos de la radiación afectarían también a gran parte de Rusia. Este tipo de armas nucleares no solo son peligrosas por la explosión que provocan, sino por el veneno que esparcen, que es difícil de controlar.
El problema es que un desastre nuclear puede ser provocado por otros ataques más allá del lanzamiento de bombas nucleares. Es el caso de los ataques a centrales nucleares que pueden amenazar la seguridad de miles de personas si se libera material radiactivo.
El 4 de marzo, Ucrania sufrió varios bombardeos por parte de las tropas rusas contra la central de Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa. El ataque provocó un incendio en uno de los edificios del complejo, que fue rápidamente controlado.
Las implicaciones de este ataque podrían haber sido desastrosas si los bombardeos hubieran afectado los niveles de radiación de la central. En caso de haber explotado, la central de Zaporiyia habría causado diez veces más daños que el accidente de la central de Chernóbil en 1986.
Por otro lado, los ataques contra centrales energéticas también son un objetivo porque perjudican el funcionamiento de las ciudades. La central de Zaporiyia, por ejemplo, produce una quinta parte de la electricidad de Ucrania y representa casi la mitad de toda la energía nuclear generada en el país. Por eso un ataque de este tipo puede amenazar la seguridad no solo de la central, sino también del suministro eléctrico del que dependen miles de ucranianos.