La subida de los precios limita el poder adquisitivo de los consumidores, que con el mismo dinero pueden comprar menos productos
La temporada navideña, llena de celebraciones, comidas y reuniones familiares, también trae consigo desafíos económicos, especialmente cuando la inflación está en aumento. La inflación se refiere al aumento generalizado de los precios y tiene un impacto directo en los productos y servicios que adquieren los consumidores.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publica cada año un informe analizando los precios de diferentes supermercados en España. En 2022 se registró la subida de precios más alta desde que empezó a realizarse el estudio hace 35 años. Este 2023 no se ha quedado atrás, con una subida del 14,1% en la cesta de la compra.
La entidad señala que todas las cadenas han elevado sus precios. Pero, ¿qué consecuencias tiene para los consumidores? En períodos de inflación, con el mismo dinero, hoy podremos comprar menos cosas que ayer. Las personas pasan a tener menos poder adquisitivo y, por tanto, menos posibilidades de adquirir los bienes y servicios que necesitan.
Este año algunos de los artículos que más se han encarecido son el azúcar y productos asociados (como la leche condensada o los helados), hortalizas como la cebolla y la zanahoria, o el arroz. Sin embargo, el protagonismo de la subida de precios se lo ha llevado el aceite de oliva virgen.
En Navidad, esta subida de precios es uno de los grandes temas de conversación, ya que la mayoría de familias organizan reuniones con mucha comida. La OCU advierte que este año la cesta navideña es cerca de un 50% más cara que en 2015. Productos como el marisco y algunos pescados y carnes, son los que experimentan una mayor escalada.
Tipos de interés e inflación
En la Unión Europea, el último año ha estado marcado por una tasa de inflación sin precedentes. En octubre de 2022, la inflación marcó récord con una tasa del 10,6% como consecuencia de la invasión rusa en Ucrania. El Banco Central Europeo (BCE) considera que el límite debería ser un 2%.
Con el objetivo de volver a ese límite, el BCE lleva meses aprobando medidas financieras restrictivas. En septiembre de este año, subió los tipos de interés hasta alcanzar el 4,5%, su nivel más alto desde 2001. Ahora ha anunciado que mantendrá intacto este porcentaje para estabilizar la economía.
Los tipos de interés del BCE se refieren a la tarifa que el resto de bancos deben pagar de más para conseguir préstamos de esta institución europea. Si los tipos de interés son bajos, los bancos y consumidores tendrán más facilidad para pedir préstamos, lo que provocará un aumento de la demanda y, como consecuencia, la economía crecerá.
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— Junior Report (@JuniorReport_) September 18, 2023
El problema es que cuando la economía crece muy rápido, existe el riesgo de que los precios suban provocando una inflación elevada. ¿Cómo se puede frenar esto entonces? Lo que hace el BCE es subir los tipos de interés: si el precio del dinero es más caro, los préstamos que realicen los bancos también serán más caros y las personas que contraten un préstamo deberán pagar más dinero.
De esta manera, se espera que los consumidores pidan menos préstamos, haya menos gasto y, por tanto, la subida de precios se pueda moderar. El problema es que estas subidas de interés también afectan a los consumidores, especialmente aquellos con menos recursos, que no podrán seguir gastando como antes.
Pobreza alimentaria
Las personas con menos recursos son las peor paradas ante esta situación. La inflación reduce aún más su capacidad para comprar alimentos básicos, ya que los precios aumentan más rápido de lo que pueden permitirse.
Por su parte, las subidas de los tipos de interés pueden llevar a un aumento en los costos de endeudamiento. Aquellas personas que dependen de préstamos para cubrir gastos básicos, como puede ser el pago de la hipoteca de su casa, pueden encontrarse en una situación más precaria, ya que pagarán más intereses.
En este contexto, son miles de personas las que sufren lo que se llama pobreza alimentaria, un tipo de pobreza que afecta directamente a la alimentación. Estas personas no pueden adquirir los alimentos básicos y necesarios para tener una alimentación saludable, como fruta, verdura, carne y pescado fresco.
Esto aumenta la vulnerabilidad económica de estas personas, que se ven atrapadas en un ciclo donde cada aumento de precios y de intereses las coloca en una posición más difícil.
