25 diciembre 2024
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25 diciembre 2024

Inundaciones en Pakistán

Las lluvias torrenciales no han cesado desde el mes de junio y han dejado una tercera parte del país bajo el agua

La población de Pakistán, en Asia del Sur, sufre desde hace semanas las consecuencias del monzón, que ha provocado lluvias torrenciales e inundaciones en todo el país. Las precipitaciones han causado más de 1.100 muertos y han dejado una tercera parte del territorio bajo el agua, según las imágenes de satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Las lluvias monzónicas empezaron a mediados de junio y no se han detenido desde entonces. Los datos de la ESA muestran que las precipitaciones han sido diez veces más fuertes de lo que es habitual y que 1 de cada 7 pakistaníes (más de 33 millones de personas) han sido afectados por las inundaciones.

Las lluvias han destruido edificios enteros, viviendas e infraestructuras como puentes y carreteras, aislando a una parte de la población. El río Indo, uno de los más importantes de Asia, se ha desbordado y ha creado un inmenso lago que abarca decenas de kilómetros de ancho. 

El monzón también ha inundado los campos de cultivo y pone en peligro la supervivencia del ganado. La pérdida de cosechas podría provocar una grave crisis alimentaria, ya que en las zonas rurales de Pakistán las familias dependen de estos alimentos para obtener ingresos y sobrevivir.

El gobierno pakistaní ha pedido ayuda a la comunidad internacional para hacer frente a este desastre natural. El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Shari, ha declarado que estas son las peores inundaciones en la historia del país y que los costes de reconstrucción superarán los 10.000 millones de dólares.

Varias organizaciones humanitarias se han desplegado por la zona para ofrecer apoyo a la población con alimentos, agua potable y productos básicos de higiene. No obstante, las tareas de reconstrucción y la recuperación de actividades como el comercio o las clases no podrán empezar hasta que terminen las lluvias.

Consecuencias para la salud y la educación

Más allá de destruir construcciones, las constantes lluvias también han afectado al saneamiento: el acceso a agua potable y a sistemas de tratamiento para eliminar los excrementos y las aguas residuales. Las riadas han destruido los sistemas de canalización y millones de personas se han quedado sin acceso a agua limpia, necesaria para la higiene personal.

En esta situación, existe el riesgo de que aparezcan brotes de enfermedades como el cólera, la malaria o la covid, que se expanden rápidamente en lugares sin unas mínimas condiciones de higiene. Además, en las zonas rurales no existen hospitales ni personal médico que pueda intervenir de forma inmediata para frenar una posible epidemia.

Las inundaciones también tienen graves consecuencias sobre la educación y el futuro de los más jóvenes. El agua ha inundado aulas, escuelas e institutos. No está claro cuándo podrán retomarse las clases ni si los alumnas y alumnas podrán volver a estudiar, lo que repercute sobre sus posibilidades de encontrar un trabajo y construir un futuro.

Según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más de tres millones de niños y niñas de Pakistán están en riesgo de contraer enfermedades y sufrir desnutrición. Más de 17.500 escuelas han sufrido daños o han quedado destruidas, lo que empeora todavía más la situación después de dos años sin clases por culpa de la pandemia de covid.

Los efectos del cambio climático

Las inundaciones en Pakistán se han producido al mismo tiempo que los graves incendios en Europa y Estados Unidos. Pero, aunque parezcan situaciones opuestas, ambas están influidas en gran medida por el cambio climático y sus efectos sobre el clima de cada región. 

Un monzón es un fenómeno meteorológico que surge por la diferencia de temperaturas entre la tierra y el mar, lo que produce una diferencia de presión que provoca fuertes vientos y lluvias abundantes. El monzón de Pakistán empieza cada año a mediados de junio en las costas del océano Índico.

Sin embargo, el calentamiento global ha influido en el clima de esta región (y de todo el mundo) y ha cambiado las características de los monzones. El aumento global de temperaturas puede provocar que los vientos sean más fuertes e incide en la aparición de fenómenos climáticos extremos

Las lluvias monzónicas se han combinado además con un largo período de sequía que ha provocado el deshielo de los glaciares durante los primeros meses del año. 

Pakistán es uno de los países del mundo donde hay más hielo (con excepción de los casquetes polares), en las cordilleras de montañas del norte: el Himalaya, el Karakórum y el Hindú Kush. El agua surgida del deshielo se ha unido a las precipitaciones del monzón y al caudal de los ríos desbordados, agravando las inundaciones.

Los activistas climáticos señalan que países con pocos recursos como Pakistán, cuyas emisiones de carbono están muy por debajo de las de los países más ricos, están sufriendo las consecuencias más graves del cambio climático. En ese sentido, los países con más recursos deberían tomar medidas más contundentes para frenar el cambio climático y ayudar a los estados menos desarrollados.

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