25 diciembre 2024
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25 diciembre 2024

Las niñas afganas se quedan sin educación

El régimen talibán que gobierna en Afganistán ha suspendido la vuelta a clase para las niñas en educación secundaria

Los centros de educación secundaria en Afganistán debían retomar las clases el pasado 23 de marzo. Miles de niños y niñas se preparaban con ilusión para este día, después de meses sin ir a la escuela por culpa de la pandemia de covid-19 y por el cambio de gobierno que se produjo en agosto de 2021, cuando los talibanes tomaron el poder en el país

Sin embargo, no todos los estudiantes han podido volver a clase. El mismo día que empezaba el nuevo curso escolar, el Ministerio de Educación afgano emitió una orden según la cual todas las niñas por encima de sexto curso (12 años) quedaban excluidas de las clases.

Miles de niñas afganas tuvieron que regresar a sus casas, decepcionadas y tristes por no poder continuar su educación. Ahora deben esperar un permiso especial del Emirato Islámico, como se autodenominan los talibanes, pero no se sabe cuándo podría llegar.

Cuando los talibanes tomaron el poder, muchos temían por el futuro de las niñas y mujeres. El nuevo régimen aseguró que las niñas podrían estudiar; aun así, los gobiernos y medios de comunicación extranjeros desconfiaron de la promesa y lo consideraron un intento de mostrar una imagen más moderna ante el mundo.

Los talibanes tienen unas leyes y un código moral muy severo basado en una interpretación estricta del Corán, el libro sagrado del islam. De acuerdo con esta visión, las mujeres siempre deben estar sometidas a la autoridad de un hombre (su padre, su hermano, su marido) y no tienen libertad para decidir sobre su propia vida.

En ese sentido, la educación pone en peligro este modelo porque promueve el pensamiento crítico y la capacidad de cuestionar lo establecido. Por eso los talibanes ya prohibieron la educación de las niñas durante su primer gobierno (1996-2001).

Ahora el gobierno afgano ha anunciado que está preparando un nuevo plan de educación que se ajuste a los criterios de la sharía o ley islámica, pero mientras tanto las niñas no podrán ir a clase. El gobierno también deben suplir la falta de profesores en todo el país, ya que muchos decidieron huir de Afganistán por miedo a represalias de los talibanes.

Menos derechos para la población afgana

La llegada de los talibanes al poder ha supuesto un paso atrás para los derechos y libertades de los afganos y afganas. Las Naciones Unidas hablan de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y la violación de derechos fundamentales como el derecho de reunión, la libertad de expresión o la libertad de prensa. 

Los talibanes han intentado eliminar cualquier influencia occidental en la sociedad: la forma de vestir, la música, el uso de redes sociales… Las niñas y mujeres deben seguir un código de vestimenta muy estricto, con la cabeza y la cara cubiertas, siguiendo los preceptos de la ley islámica. 

Como suele suceder en todos los conflictos, las mujeres son las más afectadas. Además de prohibir su educación, han sido vetadas en muchos empleos (juezas, profesoras universitarias, policías o funcionarias) y tampoco forman parte del nuevo gobierno

Los talibanes han reprimido con violencia el trabajo de ONG, entidades y activistas que defendían los derechos humanos. Como consecuencia, millones de niñas y mujeres han quedado desprotegidas, especialmente en las zonas rurales, donde muchas dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

La proclamación del Emirato Islámico hizo que muchos países decidieran suspender las ayudas de cooperación para que ese dinero no fuera a parar a manos de los radicales islámicos. Esto afectó directamente a las ayudas que reciben muchos ciudadanos y ha acentuado todavía más la crisis humanitaria en Afganistán.

El origen de los talibanes

En 1979, en pleno enfrentamiento de la Guerra Fría, la Unión Soviética decidió invadir Afganistán para ampliar su influencia mundial ante Estados Unidos. La ocupación soviética provocó la reacción de los muyahidines, un grupo armado que luchaba por liberar el país y recibió el apoyo de Estados Unidos con entrenamiento militar y armamento.

Con el tiempo surgieron otros grupos militares que se enfrentaban entre ellos por controlar el territorio afgano, como los talibanes. En 1996, estos consiguieron el poder y se hicieron con el armamento que Estados Unidos había proporcionado a los muyahidines.

Los Estados Unidos decidieron invadir Afganistán después de los atentados del 11-S, en los que murieron casi 3.000 personas en diferentes puntos de Estados Unidos. Los ataques fueron reivindicados por Al-Qaeda, un grupo terrorista liderado por Bin Laden, que vivía en Afganistán gracias a su buena relación con los talibanes.

La ocupación de Estados Unidos duró 20 años, durante los cuales se invirtieron más de 800.000 millones de dólares para reconstruir las instituciones, crear un gobierno democrático y formar al ejército afgano para evitar la aparición de nuevos grupos armados.

Sin embargo, la reconstrucción del país nunca llegó por culpa de la corrupción, tanto en el ejército como en el gobierno afgano. La desmotivación de las tropas y la falta de estrategia facilitaron la victoria de los talibanes. A día de hoy, una gran parte de la población afgana vive en la pobreza.

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