Un fondo para indemnizar a los trabajadores del Mundial

Las asociaciones humanitarias reclaman que el Mundial de Fútbol de Qatar indemnice a los migrantes que han participado en la construcción de los estadios

El Mundial de Fútbol de Qatar 2022 empezará en apenas un mes, el 20 de noviembre, rodeado de polémica. Miles de trabajadores migrantes han muerto, han resultado heridos o han sido estafados durante la construcción de las instalaciones deportivas, trabajando en condiciones que incumplían las mínimas condiciones de seguridad. 

Para compensar a estos trabajadores y a sus familias, varias organizaciones humanitarias han creado la campaña #PayUpFIFA [Paga, FIFA]. El objetivo es recaudar 440 millones de dólares, la misma cantidad que se repartirá en premios, para destinarlos a indemnizaciones.

La iniciativa está liderada por las organizaciones humanitarias Amnistía Internacional, Human Rights Watch y FairSquare, pero también se han sumado varias federaciones de fútbol, además de patrocinadores, futbolistas, políticos y periodistas deportivos. 

De momento, siete selecciones dan apoyo a la iniciativa: Francia, Bélgica, Alemania, Inglaterra, Países Bajos, Estados Unidos y Gales. Por otro lado, empresas como Coca-Cola, Adidas, McDonald’s y Budweiser (algunos de los principales patrocinadores del torneo) también han hecho público su apoyo al fondo de compensación.

Los trabajos de construcción empezaron en 2010, cuando Qatar fue elegida la sede del Mundial 2022. La decisión generó ya entonces una gran polémica por la violación de derechos humanos en el país anfitrión, donde las mujeres están sometidas a la tutela masculina y el colectivo LGTBIQ+ está perseguido bajo penas de cárcel.

La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), el organismo encargado de organizar el Mundial de Fútbol, todavía no se ha pronunciado sobre el fondo de indemnizaciones. Human Rights Watch denuncia que, tras el nombramiento de Qatar como sede del Mundial, la FIFA tampoco se ha preocupado por que los derechos humanos y laborales de los trabajadores quedaran garantizados.

Qatar es uno de los países más ricos del mundo gracias a la producción de petróleo. Esta riqueza le proporciona una gran influencia en asuntos internacionales, también en el ámbito deportivo. Así consiguió ser la sede del Mundial de 2022, a pesar de ser un país sin gran tradición futbolística y donde el clima desértico interfiere con la práctica deportiva de alto nivel.

Abusos en el sistema ‘kafala’

Qatar ha invertido más de 220.000 millones de dólares en el Mundial de Fútbol de 2022. Este dinero ha servido para construir estadios y centros de entrenamiento, pero también nuevas infraestructuras: carreteras, aeropuertos, hoteles… para alojar a los miles de deportistas y aficionados que participarán en el evento.

Con una población de menos de tres millones de habitantes, era necesario importar mano de obra extranjera para construir las instalaciones. Así fue cómo llegaron casi dos millones de migrantes de países como Bangladesh, Pakistan, India o Nepal, que han sido explotados, como denuncia Amnistía Internacional. 

En varios países árabes el trabajo se rige por el sistema kafala, que otorga a los propietarios de empresas un control casi absoluto sobre los trabajadores. Los empleadores son quienes consiguen los visados de trabajo, así que los trabajadores dependen de ellos para conseguir un empleo.

Además, los empleados no pueden cambiar de trabajo ni abandonar el país sin el permiso del empleador. De este modo, se crea una situación de abuso y explotación: los trabajadores deben trabajar más horas para no perder el empleo y ser expulsados del país, por ejemplo. A menudo, incluso se les confisca el pasaporte.

La mayoría proceden de entornos pobres y ven esta oportunidad como un trabajo a largo plazo con el que ganar dinero y ayudar a sus familias. Algunos han contraído una gran deuda para pagar el billete de avión y llegar hasta allí, así que no pueden abandonar el trabajo.

Los migrantes han sido obligados a trabajar sin medidas de seguridad en la construcción de los estadios, aprovechándose de la necesidad de ganar dinero a cualquier precio. Aunque no existen cifras oficiales, se calcula que 6.500 trabajadores han muerto en accidentes de trabajo, lo que deja a las familias desprotegidas en otros países.

Ante la presión de gobiernos y organizaciones, Qatar introdujo en 2020 algunas reformas en el sistema kafala para mejorar los derechos de los trabajadores. Ahora pueden cambiar de trabajo sin necesitar el permiso de su jefe, y se ha establecido un salario mínimo para los trabajadores migrantes. Aun así, no queda claro que la nueva normativa se esté cumpliendo.

Protestas contra el Mundial de Qatar

Gobiernos, asociaciones de fútbol y entidades han llamado a boicotear el Mundial de diferentes maneras para llamar la atención sobre la grave situación de los derechos humanos en este país. 

Así, el ayuntamiento de París ha anunciado que no se instalarán pantallas en espacios públicos para seguir los partidos de la selección francesa, como sí se había hecho en otras competiciones. Otras ciudades francesas como Marsella o Burdeos se han sumado a la iniciativa.

Ocho selecciones llevarán brazaletes LGTBIQ+ para mostrar su apoyo al colectivo, perseguido en la mayoría de países árabes. Los capitanes de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Gales, Inglaterra, Países Bajos y Suiza saltarán al campo con una banda donde puede leerse “One love” con un corazón de colores al fondo.

Por su parte, la Federación de Fútbol de Dinamarca ha presentado una equipación especial para el Mundial donde el escudo y la marca no tienen color y se confunden con el tejido de la camiseta. De forma simbólica, evitan estar presentes en el torneo.

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