Victoria histórica de la izquierda en Colombia

Gustavo Petro consigue el 50,44% de los votos y se convierte en el primer presidente de izquierdas del país

El líder de la coalición Pacto Histórico, Gustavo Petro, consiguió el 50,44% de los votos (cerca de 11,3 millones de electores) en las elecciones presidenciales de Colombia, convirtiéndose en el primer presidente de izquierdas en la historia del país. Petro se ha impuesto así a Rodolfo Hernández, candidato populista de derechas, que consiguió el 47% de los votos.

El 57,5% del censo electoral participó en estas elecciones, la cifra más alta de los últimos 20 años. El dato muestra la importancia de estos comicios para la sociedad colombiana, que ha votado a favor del cambio político después de décadas de gobiernos de derechas. 

En su discurso de victoria, Petro ha defendido un “gran acuerdo nacional” que una a partidos políticos de todas las ideologías para superar los principales problemas que atraviesa el país: la pobreza económica que afecta hasta un 40% de la población, según los últimos datos oficiales, y la división provocada por el histórico conflicto entre el gobierno colombiano y las guerrillas.

De hecho, durante su juventud, Petro formó parte de una de esas guerrillas: el Movimiento 19 de abril, un grupo armado que combatía contra el gobierno para intentar imponer un sistema político de izquierdas en el país. Fue arrestado en 1985 y pasó dos años en la cárcel. 

Petro tiene una larga trayectoria en política: fue diputado en la Cámara de Representantes, alcalde de Bogotá (2012-2016), actualmente es senador y ya se había presentado a las elecciones presidenciales de 2018. Cuando sus oponentes políticos le reprochan su pasado violento, Petro responde que lo abandonó hace muchos años y que fue uno de los promotores del desarme de las guerrillas.

El nuevo presidente busca promover el desarrollo social con medidas como un ingreso mínimo para combatir la pobreza, el acceso universal a la sanidad pública, la creación de un Ministerio de Igualdad para defender los derechos de las mujeres o garantizar los derechos del colectivo LGTBIQ+ reconociendo el matrimonio homosexual o el derecho a adoptar.

La vicepresidenta de Gustavo Petro será Francia Márquez, activista medioambiental y defensora de los derechos de las comunidades afrodescendientes e indígenas, las más afectadas por el conflicto armado con las guerrillas.

Fin de ciclo político en Colombia

Los dos candidatos que se disputaban la presidencia de Colombia suponían una ruptura con la política tradicional, hasta ahora liderada por la derecha: Gustavo Petro lidera una coalición de izquierdas, mientras que Rodolfo Hernández representa el populismo de derechas que ha triunfado en otros países como Brasil, con el presidente Jair Bolsonaro. 

Las elecciones colombianas funcionan por un sistema de balotaje: todos los candidatos se presentan a una primera ronda de votaciones llamada “primera vuelta” y, si no hay ningún candidato que obtenga mayoría absoluta (más del 50% de los votos), los dos candidatos más votados pasan la “segunda vuelta” o votación final.

En la primera vuelta, celebrada el 29 de mayo, Petro ya fue el candidato presidencial más votado (40% de los votos), seguido de Hernández (28%) y Federico Gutiérrez (23%), representante de la derecha tradicional. Así, los partidos que han gobernado en las últimas décadas en Colombia no estuvieron entre los más votados durante la primera vuelta: esto demuestra el descontento de la población con los políticos tradicionales.

Los últimos presidentes de Colombia: Álvaro Uribe (2002-2010), Juan Manuel Santos (2010-2018) o Iván Duque (2018-2022) eran todos empresarios con grandes fortunas vinculados a las élites políticas del país, de tendencia conservadora y de derechas. 

La izquierda se abre paso en América Latina

La victoria de Petro marca un cambio importante en la política colombiana y confirma el auge de la izquierda en América Latina, donde varios países han cambiado de tendencia ideológica en las últimas elecciones.

En junio del año pasado, el izquierdista Pedro Castillo ganó las elecciones de Perú (aunque no fue declarado ganador hasta un mes después, porque la candidata de la derecha intentó impugnar el resultado ante los tribunales). En noviembre, Xiomara Castro se convirtió en la primera mujer presidenta de Honduras y puso fin a 12 años de gobierno conservador. Un mes después, Gabriel Boric ganó las elecciones en Chile y evitó la llegada de la ultraderecha al poder. 

Estos nuevos líderes de izquierdas se unen a otros más antiguos, como Andrés Manuel López Obrador, que supuso un giro político en México en 2018; o Alberto Fernández, que gobierna en Argentina desde 2019. Muchos de estos gobernantes felicitaron a Petro en redes sociales y destacaron el triunfo de las izquierdas en América Latina.

Para millones de votantes, los partidos de izquierdas representan una nueva oportunidad para hacer un reparto más justo de la riqueza, reducir las desigualdades y acabar con el favoritismo de la clase política, que suele beneficiar a la clase alta y a las empresas privadas.

Aunque no siempre es así. Algunos líderes de izquierdas han sido acusados de corrupción y de beneficiar a sus círculos más cercanos una vez llegan al poder. Es el caso del ex presidente boliviano Evo Morales, que acabó acogido como refugiado en Argentina, o del ex presidente brasileño Lula da Silva, que pasó dos años en prisión acusado de corrupción (aunque él siempre ha defendido su inocencia y probablemente se presente a las próximas elecciones). 

Por otro lado, existen países con sistemas políticos de izquierdas donde no se respetan los derechos más fundamentales, como la libertad de expresión o de oposición política: es el caso de Cuba, donde los opositores cubanos son perseguidos por el gobierno, o de Venezuela, donde la crisis política, económica y social ha provocado una de las crisis migratorias más graves del continente.

De momento, la victoria de Petro ha devuelto la esperanza a millones de colombianos que sueñan con un país más justo, con oportunidades para todos.

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